Mediodía. Hace calor. Llevo un trajecito con pollera y unos tacos aguja que me hacen sentir muy segura de mi misma. Llego al banco. Tengo que retirar algo de mi caja de seguridad. El empleado me acompaña. Bajamos dos pisos hacia el subsuelo. El ascensor se descompuso. Puedo ver la nuca del chico, es ancha, tiene pelo corto, el cuello apretado por una camisa blanca. Espalda grande. Abre la reja. Pasamos. Pone su llave y me pide que haga lo mismo. Nos rozamos. Nos miramos. Hace calor y me siento sexy con mi transpiración. Vuelvo a rozarlo, a propósito. Me mira. Lo miro y lo beso. Acaricio su cuello que desee dos pisos atrás. Le acaricio el pecho, llevo sus manos a mi cadera ajustada por el talle de la pollera. Me apoyo contra la mesa, lo atraigo hacia mi, abro mi saco y dejo que sus manos recorran mi cuerpo. Me agarra de los pechos, excitado, excitada. Me mira, lo miro, me miro. Mis pechos no eran mis pechos, eran una pila de hombreras. Me cierro la ropa. Me avergüenzo. Me despierto. Mejor hoy no uso corpiño.
estaba excitandome la idea... me pinchaste el globo
ResponderEliminarjaja buenisimo nena!
ResponderEliminarmuy divertido
ResponderEliminarlo unico que te puedo agregar es que en mi proxima vida, zoofilica!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarTENES RAZON ES COMO EL HUEVO Y LA GALLINA!!! PERO CREO QUE ES TRAMPOSO ,PORQUE CUANDO ESTAMOS ENAMORADOS NO PENSAMOS EN NADA DE ESTE RAZONAMIENTOOOO ,NOOO!!!!
ResponderEliminarBESO GRANDE Y NO DESESPERES ...
ALFREDO
Que susto!!!!
ResponderEliminarMuy bueno.. jaja!
ResponderEliminarhahahaha
ResponderEliminar